El estruendo de un mar en tempestad rodea mí ser,
Mil pensamientos como descomunales olas
Me abaten implacables en mí estar a solas
Y por más que busco, tierra firme no alcanzo a
ver.
En la ansiedad de mi mente arrecia la tempestad,
Brama cual fiera herida al latigazo del trueno
Y esparce en estampida de potros sin freno,
El caudal de las ideas que concibió en soledad.
En tropel cruzan el umbral de lo imaginario,
Con esa gloriosa consigna de sobrevivir
Que inspira a aquel que vencido sabe a su adversario.
Y ya pasada la borrasca comienzo a sentir
En el nacer de un concepto el sublime emisario,
Que me habla en el silencio y que me incita a
escribir
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