Estampó sus
horas como besos en mi alma,
Me envolvió en
su sombra, me arropó en su calma
Y llenó mi silencio del más tierno arrullo.
Yo estuve allí
cuando se cerraba el horizonte
Infranqueable
como puerta de un tálamo nupcial,
Viendo el morir
de la luz tras el oscuro cristal
Del mismo misterio que fundía cielos y montes.
Eso me volvió a
la inconsciencia de mi desvarío
Y me hizo
arribar a la playa de un mundo ideal,
Donde lo humano
es pesadilla y la utopía es real,
Y en cuyos aires construir puedo mis castillos.
Y al no
sentirme solo mas con la noche a solas
Supe que es
bello soñar mientras los demás duermen,
Y engendrar de
noche de los sueños ese germen
Que a la mañana ondeará en quiméricas corolas.
Fueron largas
horas de pasión desenfrenada,
De consumada
entrega a intelectual locura,
Al son de esa
fiesta que la creación gesta a oscuras
Que al pasar la media noche se quedó callada.
Y fue ese
instante el que dio lugar a mi embeleso
Cuando tras
leve niebla mi corazón atento,
Contempló
absorto en la quietud del firmamento
Un haz de luna que en vez de luz me enviaba besos...
Esta noche, me
atrapó la noche y me hizo suyo,
Y me llevó a un
mundo que es el anhelo de mi alma,
Me envolvió en
sus sombras, me sedujo con su calma
Y llenó mi silencio del más sublime arrullo.
Hice lo que
quise, lo que me gusta, mi pasión,
Mi pecado ante
la gente, mi más grande alegría;
Escribir lo que yo siento y me dicta el corazón.
Y al llegar la
mañana de otro más de mis días,
Pensé ya
estando a solas y embriagado de emoción;
¡Esta noche me
atrapó y la noche fue mía!
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